"Un auténtico cementerio de atunes es lo que nos encontramos el pasado sábado mientras practicábamos submarinismo con botellas en la plataforma de sa Dragonera en el Cap des Llebeig", explica la dantesca imagen submarina con la que se topó Lionel Buzet, un entusiasta del buceo que lleva más de diez años practicando este deporte en Mallorca.
Según su relato de los hechos, el descubrimiento lo hicieron el pasado sábado, cuando habían salido a realizar una inmersión organizada por el club Siete Mares en las cercanías de la isla de sa Dragonera, unos de los parajes más solicitados para realizar estas excursiones submarinas por la variedad y riqueza de sus fondos.
"Había miles de ejemplares, un auténtico banco de atunes pequeños. Se encontraban en la plataforma de sa Dragonera, en un talud a unos 35 metros de profundidad que luego desciende hasta los sesenta o sesenta y cinco metros. A todos nos sorprendió mucho la presencia de estos pescados en el fondo, sobre todo al tratarse de una especie de gran valor comercial", continúa su narración este submarinista que, aunque francés, está íntimamente ligado a la isla ya que sus abuelos son mallorquines y desde la fecha en que nació ha pasado todos los veranos en Mallorca.
Los buceadores se hicieron con alguno de estos ejemplares, de un metro de longitud y de unos 15 kilos de peso, y, al sacarlos del agua, comprobaron que apestaban, que se encontraban ya en franco proceso de descomposición.
El descubrimiento lo hicieron el pasado sábado y, conjetura Lionel Buzet, los atunes no estarían allí desde hace más de un día ya que no tenían señales de mordiscos de carroñeros marinos como las morenas o los congrios, que normalmente acuden con presteza a todos los lugares en que pueden hallar una presa muerta.
"Volvimos a hacer una inmersión el pasado lunes y allí seguían, aunque ahora sí que tenían más señales de los depredadores de carroña. Es una situación muy anómala. Llevo más de diez años practicando submarinismo pero nunca he visto un espectáculo igual bajo las aguas. Y no soy el único. El propietario del club de submarinismo con el hago las inmersiones, el Siete Mares, tampoco había visto nada igual en toda su vida dedicada a esta actividad", recalca el aficionado Lionel Buzet.
Las causas de la aparición de este auténtico cementerio submarino de atunes en las proximidades de sa Dragonera son una incógnita, pero todo apunta a que este voluminoso cardumen de pescados pudiera haber sido arrojado por la borda por un pesquero que hubiera sufrido una avería en su sistema de refrigeración y que ésta hubiera malogrado su preciada carga, haciéndola imposible de comercializar a su llegada a puerto.
"Y los atunes pronto empezarán a aflorar hacia la superficie y el espectáculo será todavía más deplorable. Se mantienen en el fondo por una cuestión de gases, pero en breve estarán arriba", prevé Lionel Buzet.
El propietario del club de submarismo se dirigió a la cofradía de pescadores de Puerto Andratx para informarles de los hechos y pedirles explicaciones pero todos los patrones consultados negaron saber algo de este asunto. Una incógnita que alguien deberá aclarar.
Según su relato de los hechos, el descubrimiento lo hicieron el pasado sábado, cuando habían salido a realizar una inmersión organizada por el club Siete Mares en las cercanías de la isla de sa Dragonera, unos de los parajes más solicitados para realizar estas excursiones submarinas por la variedad y riqueza de sus fondos.
"Había miles de ejemplares, un auténtico banco de atunes pequeños. Se encontraban en la plataforma de sa Dragonera, en un talud a unos 35 metros de profundidad que luego desciende hasta los sesenta o sesenta y cinco metros. A todos nos sorprendió mucho la presencia de estos pescados en el fondo, sobre todo al tratarse de una especie de gran valor comercial", continúa su narración este submarinista que, aunque francés, está íntimamente ligado a la isla ya que sus abuelos son mallorquines y desde la fecha en que nació ha pasado todos los veranos en Mallorca.
Los buceadores se hicieron con alguno de estos ejemplares, de un metro de longitud y de unos 15 kilos de peso, y, al sacarlos del agua, comprobaron que apestaban, que se encontraban ya en franco proceso de descomposición.
El descubrimiento lo hicieron el pasado sábado y, conjetura Lionel Buzet, los atunes no estarían allí desde hace más de un día ya que no tenían señales de mordiscos de carroñeros marinos como las morenas o los congrios, que normalmente acuden con presteza a todos los lugares en que pueden hallar una presa muerta.
"Volvimos a hacer una inmersión el pasado lunes y allí seguían, aunque ahora sí que tenían más señales de los depredadores de carroña. Es una situación muy anómala. Llevo más de diez años practicando submarinismo pero nunca he visto un espectáculo igual bajo las aguas. Y no soy el único. El propietario del club de submarinismo con el hago las inmersiones, el Siete Mares, tampoco había visto nada igual en toda su vida dedicada a esta actividad", recalca el aficionado Lionel Buzet.
Las causas de la aparición de este auténtico cementerio submarino de atunes en las proximidades de sa Dragonera son una incógnita, pero todo apunta a que este voluminoso cardumen de pescados pudiera haber sido arrojado por la borda por un pesquero que hubiera sufrido una avería en su sistema de refrigeración y que ésta hubiera malogrado su preciada carga, haciéndola imposible de comercializar a su llegada a puerto.
"Y los atunes pronto empezarán a aflorar hacia la superficie y el espectáculo será todavía más deplorable. Se mantienen en el fondo por una cuestión de gases, pero en breve estarán arriba", prevé Lionel Buzet.
El propietario del club de submarismo se dirigió a la cofradía de pescadores de Puerto Andratx para informarles de los hechos y pedirles explicaciones pero todos los patrones consultados negaron saber algo de este asunto. Una incógnita que alguien deberá aclarar.